martes, 29 de marzo de 2011

VISIÓN DE ETERNIDAD



desde Si tan solo existieras

VISIÓN DE ETERNIDAD



Ojos de canelo ardientes pezones de azafrán contaminados
Qué haces que te presienta?
Diestra enardecida / yelos sabios
mírate al espejo
Podrías alguna vez verte como yo te veo?

Tenebrosamente que sí Qué delirio opaco
Cuando el velo y el paseo hacia tu altar

Qué amante de remate
Diestros muslos culebrilla en celo
Acogedora de azabache tu centro oscuro
Pantano profundo tu vientre
Pámpanos ansiosos la sed de fuegos

Lameré el sudor – tu cansancio – tus jugos íntimos
contemplo
Qué ácido olor prepara nuestra sabiduría
Huelo este comercio

Ah las lenguas negras de tu pelo nativo
Los besos murmurados coloridos de murtillas rancias
La flecha imprecisa del recuerdo
Tu sapiencia corrosiva / el sabor de tu ombligo
La mordedura de nuestro tiempo

Mi cansancio       la sed de tu piel sola
Cómo es que me palpas cuando me escuchas?
Dónde acosa tu mirada después de los ritos?

Reposemos     dadora diestra     santa     de espaldas

Déjame agradarte   /así/    déjame entrar en tu espera
volvamos al cansancio
Esta cama es cuanto tenemos
o teníamos      dijeras?

Cuánto tal vez al igual que manzanas jugueteras
debiéramos absorber esta nada que eres y soy
palpitar más intensamente Más en el recuerdo?

Este espacio fatigoso y enclaustra
como si nunca fuéramos libres
que nos fue todo a pesar que no nuestro?

Ni sigues ya en ninguna parte presentida
o en el huerto o el exilio o la llegada
ni porque allá nos cerca / o aquí lejanos
juntemos nuestras desazones:

Pero no ahora:

A mordernos como desesperados
desesperarnos como si amantes desunidos
desunirnos a pesar de tan juntos:
Tan distantes

Tan tú o yo en mismas desazones
perdidos en el rito que nos hiere
y amanece separados

Esta carne es cuanto tenemos
El mañana no será tan cierto
Déjame creer que habrá mañana          Habrá mañana?
Aún es tiempo /
/ sonrisas y sonidos

Ah mi sombra soñada
en tardes y desvelos / a la hora té del ritual
nostálgicos
cuando salimos del hotel   /esa mañana soñolienta
cuando voy en micro a toda hora en auto
de carrera de ayuno despavorido
en tus pómulos erguidos de polaca
en el tiempo / la noche que se aleja
el amanecer de repente casi juntos
vientre como imán perturbado colérico
tu leve olor
a hembra ácida
tu pelo negro de mezcla nativa

el baile dorado de tus espejos desnudos
la suavidad de tu oscuro espacio

mi mano contaminada

esparce con la espuma que marca la partida
el reflejo del triunfo de tu piel

el aroma triste de tus axilas

nalgas y muslos duros de azafrán
a cebollas tenues a coles núbiles
a recuerdos desprendidos





   
  

NOCHE Y DÍA /de: Algo como Eso/



desde: Algo como eso


NOCHE Y DÍA




Cuando él va        en oscura decisión contra el tiempo
que para ir necesita no de excusas
pero siempre la busca para desenfrentar
la oportunidad del encuentro:

Cómo saber si Paula hubiera aparecido
como si el deseo de verla fuera resistible
y no bastara        sin avisarte la visita
y así lo hace siempre
a modo de eludir el rastro que le estraga:

y el recuerdo le oscurece el día
y le ves llegar desde la ausencia o el tedio
en los asientos donde esperan /en copuchas/
zapatos copas miradas
gordas billeteras toqueteos camuflados /saludables/
aliento de cigarrillos
lo blanco contra la angustia /y mucho sudor/
variado sudor que condense el desánimo y la cólera

desamparado y habitué /babosa enigmática/

te deslizas como si ansiosa por entre las parejas
en formación      en tardanza temprana
entre la esperanza y el asedio
y le abrazas
y le besas
y hay una mirada de medusa
y le efluvias tu magia
de dispuesta
de cactus amoroso
como si te alegraras de verlo
como pétalo de orquídea en sonrisa
como si le hubieras estado esperando

y le dices

me alegro negrito que vengas
porque basta la retórica
te echaba de menos

y se miran a los ojos
y él te abraza y besa tu beso
y tú no te quemas
y sentado en el taburete       en la desazón
donde emulan de vedettes las temporeras internas
racimos de oscuras mariposas doradas
mientras dura son la espera y su acalle
te afirma entre las piernas
observa
con profesional desmesura
palpa la textura de tu ropa
apegada a la piel que se despliega
realzada por apenas velas o escaparates
te pregunta por tu vestimenta negra de tramposa
de la primera vez:

esa que hace que parezcas de 15
y tan encantos deja en acceso a la intemperie
que no se sabe por dónde comenzar
la exploración de los rituales

del acercamiento al intercambio

del yo busco des aquello en la transcambia cotidiana
ofrecido / por/en / el ambiente de tus juegos de pobla

que si era pantalón imposible o vestido camuflado
y tú le recuerdas otra vez que era blanca
la malla lycra
esa azulina celestial en el recuerdo
y que qué regalo hiciste que no la usas

El ritual cuando estás ocupada?

En el reservado         no
para los intercambios sin reservas

Donde dices: aquí no podemos
pero igual lo encubres porque los dobles
porque la oportunidad dorada
y le ves llegar

Entonces te avisan en rumor de tedio
y tú envías mensajes para sostener la envidia
que la esperes
que ya te desocupas
desde donde un grillo pasa
y su chirrido: lúgubre y preciso

exterminado
y mudo

y quedan tacos sordos
que resisten su monótono reclamo

Pero /por sobre todo/ hay ese cristal de sed
esperando su trabajo

y un colaless colérico reciente
              su abandono

cuanto cuidado que tengas

entonces manchas grises cafesosas
movedizas como cucharillas sorprendidas
aquietan la huida /por debajo del sofá/
como si a la escena interrogan su prestigio:

Y queda un silencio incompleto transpirado suspendido
como de agonía         / ciertamente de abandono

Y cuando se encuentran en lo fijo
él no te pregunta por tu malla de lycra
y tú sabes que la primera media hora
será crucial
y difícil

Porque si en el secreto hubieras
sólo sabrías que estuvo    / y marcha

Pero la orquídea despliega
sus encantos vitales de máscara dispuesta
y sombras y colores y texturas
le dicen al indeciso llegado
que sí que se acerque y se atreva
cada uno de los visos
cada uno de tus aromas
le indican
no tu despliegue de orquídea experta
la encarnación de la dispuesta amada
la necesidad de perpetuarse
y se apega a ti
y se adentra en sus anhelos de avispa
y corre y recorre tu piel
dejando y llevando el polen de monedas
con que tú vives orquídea cenicienta
y él no vuela hacia otra pasión desorbitada
hasta no desahogar
por apenas tiempos nada
sus ansias de perpetuación estériles





Santiago de Chile, 2001






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