de la parte: Pez en el útero-red-armilar
(atrapado
entre la Vida y la Sabiduría)
otra
forma de La Vida Renovada
desde: (in) Precisiones e Incertidumbres
(de esas Certeras y Subjetivas)
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MORAL SIN
ELLOS
Finalmente, he
aquí, brujos inmortales, asomando
sus cachos de
sulfuro / fogosas / y calientes / la bella
sabiduría
en los antiguos
caldeos: sus pecados
sus incursiones
al interior de las bragas ajenas
no fueron sino
enfermedades puras
y sanas
dolencias, indispuestas, simplemente achacadas
gloriosamente
purulentos, vida sin contrapeso:
la vida y su
sabiduría bailando inciertas en la negrura
de una muerte
saludable. Como pez en una sopa de letras.
(Vis puh AnitaMaría, la que nos perdimos?)
¿Y el hombre
sano?
Para precisos pasos
de delfín: no enfermara
no magos no
necesita dudas, ni salivas, ni secretas palabras:
¿Qué más fácil
decir, si es lo mismo? Te he sanado?
Perdonado has
sido? Toma tu camisa y vete a los registros:
Corriendo tras
las bellas, atrapado en sus sapiencias:
peces en sus
redes sulfurosas. (No me abandones
AnitaMaría).
Esqueleto
sardinoso en su útero armilar.
Pero ojo al
charqui olvidadizo brujos posteriores
de la
podredumbre secular también róncanle los virus
mutan del carajo
te esquivan las
faldas
transpapelan stocks
en las boticas, las especies demonian
ya no más por ti
esas humedades y jolgorios
las bacterias
supuran
ni te invitan de
azucarcandias a juegos en los closets
cadenas de
arreglines ahorran sus ganancias
ya no más besos
desatados por si las moscas
se atraviesan
amino-ácidos como cocidos
(¡Eso ya fue el
colmo!)
dejado de la
mano de las diosas
camellean los
parásitos porcamiserian los herpes
los genes te
chingan
no te reconocen las
bellas y sus suavidades sobre la colcha
y si no eres a
rich man / taca taca taca taca pan
(que todos ser
quisiéramos):
Lo peor: te
atrapan en sus redes armilares.
(Y la AnitaMaría
retorna a pegarte un balazo
en las que te
dije: Ay, Ay, pucha que doloroso.)
Ah! y más Ah! ,
y cómo ezquisofriegan
vale la pena
repetirlo, las proteicas exuberancias:
una de hierro encuentra
su etiqueta adecuada y
precisa: the wicked witch is dead.
Otra
dulce y laboriosa, retiene en su camastro.
Pablo
anticipa resultados: en su horror de contemplarlas
sin
velos. La AnitaMaría se hace la sueca.
Como a vacas
loquillas el mercado autorregula
luces y
artificios según el fierro de la dama
esas exuberantes
experiencias en los internados y prendas
tan conserva
trintre recula al impuesto a la existencia:
(Permanece
lejana la AnitaMaría):
Cómo equivocar
si eligen el armilar de la esfera
entre la
sabiduría de los muslos y la vida de entrepiernas?
Mas cuidado!
ustedes / saben
era que no, una
vela exorbitada, aún aquella
amorosamente
prendida al Házmelo Altirito
si volteada por desidia
o rabia de intranquilo: no le dejan
ni un segundo en
privacía:
termina en
desaforos, calenturas y arrebatos
donde carnes zahuman
neuronas parasitan
o bacterian y
víricas joden la mente y lunan
y si no a cenizas,
al sanatorio en camisa al menos por 10 años:
repitiendo sin
parar: AnitaMaría, AnitaMaría, Anita.
Hosana. Hosana.
Hosana.
Ese fuego que te
envía a la paz de la nada.
¡Oh, qué dicha!
Pero el sano
verdadero ése no se quema
ni en parrilla,
ni en caldero.
Ni siquiera
cuando perdida su sábana.
Por eso al sano
lo excomulgan: ése no es parte
de la especie:
no necesita de rescate.
En tanto Peca
Peca Peca, enférmate: sólo así justificas
que alguien te
redima.
(Y dale a la
AnitaMaría su merecido entre las piernas
o continuará
armándote tremenda bulla si sigues con los
jueguitos
electrónicos de palabras vanas como si fuera
lo único importante).
lo único importante).