sábado, 11 de enero de 2014

MORAL SIN ELLOS (el 26 de (in) Precisiones e Incertidumbres)

 





de la parte: Pez en el útero-red-armilar
(atrapado entre la Vida y la Sabiduría)
otra forma de La Vida Renovada







desde: (in) Precisiones e Incertidumbres
(de esas Certeras y Subjetivas)









26






MORAL SIN ELLOS






Finalmente, he aquí, brujos inmortales, asomando
sus cachos de sulfuro / fogosas / y calientes / la bella
sabiduría
en los antiguos caldeos: sus pecados
sus incursiones al interior de las bragas ajenas
no fueron sino enfermedades puras
y sanas dolencias, indispuestas, simplemente achacadas
gloriosamente purulentos, vida sin contrapeso:
la vida y su sabiduría bailando inciertas en la negrura
de una muerte saludable. Como pez en una sopa de letras.
(Vis puh AnitaMaría, la que nos perdimos?)

¿Y el hombre sano?
Para precisos pasos de delfín: no enfermara
no magos no necesita dudas, ni salivas, ni secretas palabras:
¿Qué más fácil decir, si es lo mismo? Te he sanado?
Perdonado has sido? Toma tu camisa y vete a los registros:
Corriendo tras las bellas, atrapado en sus sapiencias:
peces en sus redes sulfurosas. (No me abandones AnitaMaría).
Esqueleto sardinoso en su útero armilar.

Pero ojo al charqui olvidadizo brujos posteriores
de la podredumbre secular también róncanle los virus
mutan del carajo
te esquivan las faldas
transpapelan stocks en las boticas, las especies demonian
ya no más por ti esas humedades y jolgorios
las bacterias supuran
ni te invitan de azucarcandias a juegos en los closets
cadenas de arreglines ahorran sus ganancias
ya no más besos desatados por si las moscas
se atraviesan amino-ácidos como cocidos
(¡Eso ya fue el colmo!)
dejado de la mano de las diosas
camellean los parásitos porcamiserian los herpes
los genes te chingan
no te reconocen las bellas y sus suavidades sobre la colcha
y si no eres a rich man / taca taca taca taca pan
(que todos ser quisiéramos):
Lo peor: te atrapan en sus redes armilares.
(Y la AnitaMaría retorna a pegarte un balazo
en las que te dije: Ay, Ay, pucha que doloroso.)

Ah! y más Ah! , y cómo ezquisofriegan
vale la pena repetirlo, las proteicas exuberancias:
una de hierro encuentra su etiqueta adecuada y
precisa: the wicked witch is dead.
Otra dulce y laboriosa, retiene en su camastro.
Pablo anticipa resultados: en su horror de contemplarlas
sin velos. La AnitaMaría se hace la sueca.

Como a vacas loquillas el mercado autorregula
luces y artificios según el fierro de la dama
esas exuberantes experiencias en los internados y prendas
tan conserva trintre recula al impuesto a la existencia:
(Permanece lejana la AnitaMaría):
Cómo equivocar si eligen el armilar de la esfera
entre la sabiduría de los muslos y la vida de entrepiernas?

Mas cuidado! ustedes / saben
era que no, una vela exorbitada, aún aquella
amorosamente prendida al Házmelo Altirito
si volteada por desidia o rabia de intranquilo: no le dejan
ni un segundo en privacía:
termina en desaforos, calenturas y arrebatos
donde carnes zahuman neuronas parasitan
o bacterian y víricas joden la mente y lunan
y si no a cenizas, al sanatorio en camisa al menos por 10 años:
repitiendo sin parar: AnitaMaría, AnitaMaría, Anita.

Hosana. Hosana. Hosana.

Ese fuego que te envía a la paz de la nada.
¡Oh, qué dicha!

Pero el sano verdadero ése no se quema
ni en parrilla, ni en caldero.
Ni siquiera cuando perdida su sábana.

Por eso al sano lo excomulgan: ése no es parte
de la especie: no necesita de rescate.
En tanto Peca Peca Peca, enférmate: sólo así justificas
que alguien te redima.

(Y dale a la AnitaMaría su merecido entre las piernas
o continuará armándote tremenda bulla si sigues con los
jueguitos electrónicos de palabras vanas como si fuera
lo único importante).