martes, 29 de marzo de 2011

NOCHE Y DÍA /de: Algo como Eso/



desde: Algo como eso


NOCHE Y DÍA




Cuando él va        en oscura decisión contra el tiempo
que para ir necesita no de excusas
pero siempre la busca para desenfrentar
la oportunidad del encuentro:

Cómo saber si Paula hubiera aparecido
como si el deseo de verla fuera resistible
y no bastara        sin avisarte la visita
y así lo hace siempre
a modo de eludir el rastro que le estraga:

y el recuerdo le oscurece el día
y le ves llegar desde la ausencia o el tedio
en los asientos donde esperan /en copuchas/
zapatos copas miradas
gordas billeteras toqueteos camuflados /saludables/
aliento de cigarrillos
lo blanco contra la angustia /y mucho sudor/
variado sudor que condense el desánimo y la cólera

desamparado y habitué /babosa enigmática/

te deslizas como si ansiosa por entre las parejas
en formación      en tardanza temprana
entre la esperanza y el asedio
y le abrazas
y le besas
y hay una mirada de medusa
y le efluvias tu magia
de dispuesta
de cactus amoroso
como si te alegraras de verlo
como pétalo de orquídea en sonrisa
como si le hubieras estado esperando

y le dices

me alegro negrito que vengas
porque basta la retórica
te echaba de menos

y se miran a los ojos
y él te abraza y besa tu beso
y tú no te quemas
y sentado en el taburete       en la desazón
donde emulan de vedettes las temporeras internas
racimos de oscuras mariposas doradas
mientras dura son la espera y su acalle
te afirma entre las piernas
observa
con profesional desmesura
palpa la textura de tu ropa
apegada a la piel que se despliega
realzada por apenas velas o escaparates
te pregunta por tu vestimenta negra de tramposa
de la primera vez:

esa que hace que parezcas de 15
y tan encantos deja en acceso a la intemperie
que no se sabe por dónde comenzar
la exploración de los rituales

del acercamiento al intercambio

del yo busco des aquello en la transcambia cotidiana
ofrecido / por/en / el ambiente de tus juegos de pobla

que si era pantalón imposible o vestido camuflado
y tú le recuerdas otra vez que era blanca
la malla lycra
esa azulina celestial en el recuerdo
y que qué regalo hiciste que no la usas

El ritual cuando estás ocupada?

En el reservado         no
para los intercambios sin reservas

Donde dices: aquí no podemos
pero igual lo encubres porque los dobles
porque la oportunidad dorada
y le ves llegar

Entonces te avisan en rumor de tedio
y tú envías mensajes para sostener la envidia
que la esperes
que ya te desocupas
desde donde un grillo pasa
y su chirrido: lúgubre y preciso

exterminado
y mudo

y quedan tacos sordos
que resisten su monótono reclamo

Pero /por sobre todo/ hay ese cristal de sed
esperando su trabajo

y un colaless colérico reciente
              su abandono

cuanto cuidado que tengas

entonces manchas grises cafesosas
movedizas como cucharillas sorprendidas
aquietan la huida /por debajo del sofá/
como si a la escena interrogan su prestigio:

Y queda un silencio incompleto transpirado suspendido
como de agonía         / ciertamente de abandono

Y cuando se encuentran en lo fijo
él no te pregunta por tu malla de lycra
y tú sabes que la primera media hora
será crucial
y difícil

Porque si en el secreto hubieras
sólo sabrías que estuvo    / y marcha

Pero la orquídea despliega
sus encantos vitales de máscara dispuesta
y sombras y colores y texturas
le dicen al indeciso llegado
que sí que se acerque y se atreva
cada uno de los visos
cada uno de tus aromas
le indican
no tu despliegue de orquídea experta
la encarnación de la dispuesta amada
la necesidad de perpetuarse
y se apega a ti
y se adentra en sus anhelos de avispa
y corre y recorre tu piel
dejando y llevando el polen de monedas
con que tú vives orquídea cenicienta
y él no vuela hacia otra pasión desorbitada
hasta no desahogar
por apenas tiempos nada
sus ansias de perpetuación estériles





Santiago de Chile, 2001






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